jueves, 13 de septiembre de 2007

Sin Retorno


Uno nunca es suficientemente grande, siempre falta más, y en ese pedir y pedir en vez de crecer, más me hago pequeña. Las miradas tristes tras el vidrio me agotan, ese llanto inconsolable que se apaga con más dolor me consume. Y ya no hay forma de regresar a casa, no existe un consuelo en la mirada poderosa de la madre. He escogido todos los caminos, todos y ninguno, todas las callejuelas, las de Dios y las de Satanás.

Nuevas venas tienen que tejer mi cuerpo, ¡Deben tejer mi cuerpo! Y revolucionar mi célula, no me puedo morir entre traidores, no puedo olvidar mi sonrisa de dientes pequeños sobre la pared, ¡Nuevos colores tendrán que surgir!

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