domingo, 25 de septiembre de 2016

Engullida




Viscosidad,
mientras más me muevo, más me hundo,
andar liviana es la cuestión,
y a veces también el problema.

Cíclicas batallas nunca dichas
aquí voy otra vez a la nada,
con la piel estacionaria de lagarto
y mi espada de plástico.

Llevo una corona de huesos,
y una espina de rosa pegada con saliva en la frente.
Abrazo mi caballo y me quedo mas quieta,
nos hundimos lentamente 
mientras nos acercamos al centro de esta sensibilidad
tan extraña.

Desapareceremos y no importa
¿Desde dónde es –específicamente– que me levanto, miro y vuelvo otra vez al mismo espectáculo pobre, que con cada vuelta consigue llevarse siempre un pedazo de mi? 


martes, 13 de septiembre de 2016

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La cotidianidad está llena de violencia...
Solapada, como muestra del paso del tiempo
hecho raíz en el paisaje natural.
Diariamente sumergida en un tránsito
de estados y experiencias cambiantes 
sobre la sensación del estado de las cosas.
No existe la verdad en este magma denso
que nos atrapa, que lentamente, día a día,
nos quema, nos asfixia. 

No quieren aceptar la muerte, 
entonces,
se llenan de destrucción estéril,
intentando apagar todo lo que tocan,
personas piedras, 
piedras tiradas al río,
piedras rompiendo vidrios,
edificando la ciudad maldita,
llena de lugares negados,
estructura esqueleto en ruina.

Lenguas de fuego
besando culos al aire,
abiertos a la lujuria anónima de una ciudad caliente,
que camina a zancadas frenéticas,
prescindiendo del humanismo
buscando salvajemente el aullido crepitante
envuelto en tiernas nubes negras.

Ciudad violenta de pasadizos secretos,
cuelgan estalactitas filosas sobre nosotros,
todas las sonrisas esconden el hambre,
a los muertos todavía se los lleva el río,
quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro.