lunes, 10 de septiembre de 2007

.


El humo se mueve y se desenvuelve en cámara lenta. Te miro de frente, tus ojos son mis ojos, y mis ojos son tus ojos. Estamos tan cerca que puedo sentir tus pestañas sobre mi rostro, de una manera tan indescriptible, como un secreto nuestro. El cielo se ve uniforme desde tu ventana, gigantesco para nosotros. Siento tus labios en un ir y venir de sensaciones, configurando todo un mundo de palabras, uniendo partes viejas en un cuerpo nuevo. De tanto buscarte dentro de tí, de tanto abrir tu boca, te encontré, y hoy estas aquí para mí, y para tí. Los alientos se hacen eternos, y me ahogo en la espesura de tu respiración, que crece a cada segundo en dirección hacia tus raíces, volviendo a vivir otra vez. Las luces son infinitas en la dirección en que miremos, pasan alrededor nuestro como caballos furiosos intentando morir. Y yo estoy aquí, y tú también, ya nada hace falta.

No hay comentarios: