jueves, 25 de febrero de 2010

sin sentencias


Separados por la configuración del mapa plástico nos vamos alejando, cada vez más, sin tener reales razones para guardarnos en los recuerdos. No te conosco, no te extraño, no te necesito, la distancia espacial es mucho mas grande en tu cabeza, y cada vez más tú te encierras en tus grandes jardines, donde la gente huele bien, y toma buen café.
Te veo pasar a través de los vidrios en la micro, cuando voy a tus sectores, y no sé cuál es la parte de tí que me perdí, que nunca entendí, a la que nunca perteneceré. No logro entender cuál es la seguridad falsificada a la que te aferras, el no querer mirar ni escuchar, ese angustiosa necesidad de escapar, en todos los sentidos, a tus propios sentidos también, y cerrar tu puerta a todo lo ajeno, a todo eso lejano, poco vistoso, de colores tristes, de diversión sincera.
Antes te miraba y me hacías creer, o yo me hacía creer que estaba equivocada, perdida, que no me habían entregado lo que se debía. Ahora comprendo lo diferente de nuestras realidades, y no veo el por qué de avergonzarse.
Tantas palabras, tanto lenguaje existente para marcar tantas diferencias, para crear en nuestras cabezas más odio y mas ignorancia, y yo aquí, sin nadie que me hablé de la primavera, sólo sola, a la vuelta de la página.

miércoles, 17 de febrero de 2010


Un olor tan pegajoso como el aceite y la fritura me invaden. Será que yo misma me he olvidado de mí y el olor a cuerpo enfermo y muerto se hace presente. Las paredes en las que me encuentro no pueden contenerme, ni los árboles, ni los recuerdos del sol en sus hermosas horas mágicas. La gente se evade, y me evade, no me creen, y no se creen, ya nadie confía en mis planes. Me siento tan sola dentro de esta cabeza, y este pobre corazón sólo quiere volver.

Parece que perdí algo, pero no sé que es, sólo sé que me falta algo, y con esto no me refiero a esa absura búsqueda de la gente que se siente vacía, porque yo no lo estoy, mi problema, es que estoy demasiado llena de cosas, y algo, en algun momento, se me perdió.

Tengo el pelo retorcido, y la piel se me sale, necesito un cambio.

Agua sobre el cuerpo, gota a gota me voy sintiendo tan sucia como me sentí antes, tal vez desde mi niñez. Este asunto ya no tiene muchas vueltas, es suficiente, no hay nada más que pensar. Esta agonizante llamada del cuerpo, del mal uso, de la individualidad en los procesos. Sociedad de resultados. Ya esos sueños, donde lo ví todo, ya de nada importan, de qué sirve saber tantas cosas si tú ya no existes, y no hay nada más que pueda enseñarte. Esto es sólo un confuso caos, de las manos, y la ceguera, el confuso caos donde yo me pierdo tantas noches, tantas estrellas fugaces, tantos deceos, estando aquí, haciendome adicta a la basura, volviéndome cada vez mas ciega. El pesar me lo quedé yo, y creo que tal vez, debíamos compartirlo, o simplemente, olvidarlo.