sábado, 13 de febrero de 2016

340




Todo ha terminado, –grita la realidad–, y desde un rincón oscuro
mis sueños no me dejan liberarme de la cadena tortuosa que aprisiona mi cuerpo,
no me dejan correr y vuelven todo un paisaje acuoso, difícil...
Se me pierden los zapatos, los calcetines,
voy en un bote y no entiendo nada,
los perros me muerden los tobillos, los pies,
suenan campanas, muchas campanas.

La desdicha envuelve los días de verano,
un sabor a bien y mal que no tiene ningún sentido
y que es peor que lo más terrible,
donde se conserva un poco de respeto
por estar triste.

He borrado minuciosamente todo los señuelos posibles,
ventana cerrada, cortina cerrada
ya no hay camino que nos devuelva
de esta insipidez tan extraña y tan conocida.

De forma mas pública que privada
soy una animal herido, se me nota..
quizá a todos se nos nota y busco olvidarlo,
sonriéndole a las oportunidades que se presentan
ante lo que está destrozado.