lunes, 4 de marzo de 2013

La máquina descalibrada

Pequeñas omisiones nos han llevado al camino de la emoción disfrazada de exceso, de llanto público y vergonzoso. Volvemos a girar para quedar, muy a nuestro pesar, en la parte baja de la rueda que da vueltas sin cesar. No hay perdón cuando no se tiene conciencia... conciencia de todo lo que disfrazamos, de todo lo recargado intentando asquerosamente tapar la grieta. Viejos sonidos parecen sonar de la misma forma en que ayer lo hicieron, parecen significar lo mismo, estar dentro del mismo contexto. Camino dejando que el sol penetre en mi piel y me cobije por un momento, camino y en el andar me vuelvo mas lenta y auténtica, sigo mi propia cadencia. Me sumerjo en el frío, y desde allí ya nada parece tan malo. Me sumerjo en la oscuridad, y desde allí nada parece tan malo tampoco. Me vuelvo ecléctica e invito a los astros a que habiten mi casa celeste... A que me ayuden a mover la tierra, a erradicar la plaga, a poner la semilla.