viernes, 12 de marzo de 2010


Caer, ¿cómo caen los años en tan poco tiempo?
Movimientos violentos de la siquis interna del universo.
Intenta correr, prender la luz, bajar las escaleras, creer que no pasará nada, y ahí tienes luego el mundo a tus pies, intentando dimensionar el dolor sin siquiera poder hacerlo. Las campanas suenan, el reloj da vueltas cada vez mas rápido, la sicosis se hace eterna y el sueño mas liviano, el miedo, el terror y la angustia pasan a ser parte esencial de tu vida, y te das cuenta de que no pasa tan rápido como lo esperas.
Las fotografías de un pasado lejano y en blanco y negro lentamente pasan la cuenta, ese caerse reiterativo, el quebrarse, parar. Ya nada será igual, la energía no se pierde, y nosotros estamos asustados. Los perfumes, los abrigos guardados para el invierno, el viejo traje de fiesta, conservados siempre para la ocasión, impregnados del viejo vaho, la naftalina, antes divertidos, hoy por hoy en el suelo, destruidos por la destrucción, por la violencia, por esa falsa seguridad en la que tanto solemos creer. Somos más de barro de lo que creía, y hoy me veo un poco destruida, un poco asustada, reconociendo que se viene el fin, no ahora, pero pronto, tratando de volver a edificar eso que tanto extraño, esa falsa seguridad de la que hablo, donde nada es permanente, donde todo cambia, y asi como comienza termina, y luego se vuelve a levantar.

Debemos despertar, y volver a levantarnos.