viernes, 18 de mayo de 2007

Siempre


Podría dibujarte a ojos cerrados entre tantas caras, entre tantas bocas, entre tantos ojos. Aún puedo sentir ese beso marchito en el tiempo. Eres todo lo que necesito, una caricia tuya basta para morir y revivir una y otra vez, siempre en el mismo juego de lenguas y colores, de sabores nuevos. Te recuerdo perfecto, te rescato desde todos los rostros alguna vez reflejados en mi pupila. Y es que el mundo aún es tan bello. No quisiera perderme, pero tampoco quisiera reflejarlo por completo. Se siente bien aquí dentro. Nunca hemos sido los mismos, ni tampoco la mitad, ni un cuarto de nosotros. Mi cuerpo esta extraviado por todo el mundo. Se lo comieron los amazónicos. Qué mas dá! si el amor llega y es hermoso, y los cinco sentidos florecen, los botones se abren, y los cuerpos fluyen eternos, en armonía luminosa. Al final nos olvidamos de nosotros mismos, cosa que en realidad nunca recordamos, algo que nunca supimos, un secreto susurrado al oído, un atardecer debatiéndose en el límite, una sonrisa tras la ventana extinguiéndose a cada paso, a cada sonido. Y la calle es ruido, y tu voz es música, y danzamos juntos jugando a ser lo que nunca debimos ser, pero que por un ataque inércico terminamos siendo. Y tú eres la luna, y yo soy la luna también, juntos somos el universo, juntos también somos flor y árbol, y color y sombra. Y en un ataque de colores morimos juntos, y es que es tanta belleza, no es certeza poder resistirla. Y cambiamos roles, y yo hago preguntas y tú contestas, y somos complemento, somos letra, somos palabra. Y no importa ya si morimos en este instante o en cien años más, porque siempre será distinto, siempre habrá un nuevo olor, un nuevo color, un nuevo sabor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusto la primera parte del escrito : )
Salu*