sábado, 26 de septiembre de 2009

Intentar seguir intentando, como si fuera el último aliento a punto de gastar. Toda esta horrible sensación me amarga la boca, y el dolor del gran ojo creador se vuelve absurdo, vago, ácido.
Tantas caras, todas bajo el mismo nombre del mismo concepto, todas con un secreto indecible, listo para ser vomitado en el segundo incorrecto.
Como es que siempre llego a lo mismo, a la vergüenza de sentir esta ridiculez casi como un proceso biológico reiterativo.
Qué ganas de acabar con todo alguna vez, con esos sueños televisivos ofensivos, con los cereales y la leche en botella, con el rosado y los tatuajes falsos de las papas fritas.

1 comentario:

Ro dijo...

busca dentro,todo tiene un comienzo un inicio, una raiz.