sábado, 21 de diciembre de 2013
Me siento atrapada en un limbo poco dramático,
En donde la dualidad no produce vértigo ni
Ganas de romper el vidrio,
Nuevamente enfrentada al vacío que dejan las personas
Cuando se van, el miedo.
Ante eso resisto porque así lo dicta mi existencia,
Con ternura, desde la construcción
De un amor fraterno,
Sin odios, Sin culpas.
Viajera de mi mismo
Ya ha comenzado
La re-significación.
Solsticio de Verano
Ayer, antes de que todo esto sucediera
Ayer, donde la locura no podía tocarnos
Me volví una mancha borrosa,
Caminando por las calles
Sin controlar mi fuego,
Ardiendo mientras caminaba
Derretida por el dolor del presente.
La fuerza y la paciencia
Del amor fraterno y honesto
Es lo único que me queda.
Te negaste a recuperar tu alma
Renegaste al presente
Escondiéndote del espejo de la verdad
Para querer ponerte en el papel
Del miedo, la negación y el auto-exilio.
Quisiera tener los brazos infinitos
Y poder llegar a ti,
Abrazarte
Decirte tanto tanto con mi presencia
Pero no puedo cariño
No puedo.
Que la honestidad y la valentía
Sean siempre
El camino
Entre
Nosotros.
domingo, 23 de junio de 2013

lunes, 29 de abril de 2013

lunes, 4 de marzo de 2013
La máquina descalibrada
viernes, 11 de enero de 2013
Luna
No se puede escapar demasiado lejos de uno mismo cuando tenemos la conciencia de las certezas, de los aciertos, de lo innegable. El calor del verano hace que todo tenga un poco el sabor a la descomposición típica de los alimentos en temperaturas inadecuadas... Y así todo me sabe extraño, incómodo. Viajo en las micros intentado evitarme un poco de mi misma, de mi monstruo pensamiento que se devora lo poco que me queda. Estoy y soy siempre contenida... de los besos, los abrazos, de la mirada cómplice de quién sabe algo muy valioso. Soy contenida.. me he vuelto una luna agitando mis mareas, pero siempre en la lucha que busca la calma.. Algo no entendí nunca cuando hablaban de los ocasos, de las direcciones contrarias, de los malos momentos, del abuso y el exceso. He vuelto a pegar la máscara, a ajustarla frente al falso peligro, frente al infantilismo disfrazado de crítica y de dolor. Ya nada duele demasiado tiempo.. ni con demasiada intensidad.. Y así mismo ya no queda vergüenza
¿A qué debería temer? Sólo me asusta el minuto en el que sube el oleaje, pero dura poco.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)